En el mundo actual las personas estamos habidas de resultados positivos y de manera inmediata, no hemos aprendido las bondades de ser paciente, por el contrario, nos llenamos de frustraciones cada que no obtenemos los resultados que queremos.
Esto nos sucede a la gran mayoría de los emprendedores, más cuando cometemos el error de emprender en el momento inadecuado para hacerlo, y es que ser emprendedor no solo es tener un capital e instalarlo en un plan de negocio y recibir utilidades por ese simple hecho, involucra una serie de aprendizajes, de acciones que refuercen el valor de nuestro producto o servicio.
A veces creemos que los productos o servicios unicornios, que están instalados en la cima en los mercados, se desarrollaron y proyectaron de un día para otro, pero no es así, llevan meses, a veces años en poder despegar y la versión de ese negocio que llega a triunfar, suele no ser la misma versión con la que arrancaron ese emprendimiento.
La paciencia es un valor que no todas las personas la desarrollamos, es más, me atrevería a decir que no todas las personas sabemos su real significado, para algunos la paciencia solamente es esperar, pero sólo esperar para un emprendedor puede ser catastrófico, en el mundo emprendedor, la palabra paciencia no debe tomarse tan literal.
Siempre será preferible dar pasos pequeños pero firmes, que dar pasos agigantados pero tambaleantes; La virtud de saber esperar no radica en mantenerse quieto, ver como transcurre el tiempo; Sino por el contrario radica en como gestiono mi actitud ante esa espera, lo que llegó a realizar, lo que puedo transformar en esa espera.
Así que, si estas desarrollando tu idea de negocio y no logras ver grandes avances en el corto plazo, no desesperes, continúa tu plan con paciencia, ya que tu plan te dará rumbo, pero a la vez, te dará ubicación en tu plan de negocio.
Es un error desestimar tus capacidades, por el simple hecho de no obtener resultados en el corto plazo, por el contrario, todo tipo de tropiezo, trae consigo grandes aprendizajes y avances, puede ser el impulso que estás necesitando en ese momento.
Si las cosas no van como las deseas, cerciórate que hayas elegido el camino correcto para llegar a ese objetivo que anhelas, no desesperes y confía en ti, en tus capacidades, en tus conocimientos y aprende cuantas veces lo requieras.
Ánimo, que Roma no se hizo en un día, aprendamos el arte de saber esperar.
Autor: Arturo Rojas.
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